17 septiembre 2007

Simulacro perfecto.


" (...) Organice usted un falso hold-up. Asegúrese de que sus armas sean totalmente inofensivas y utilice un rehén cómplice a fin de que ninguna vida sea puesta en peligro (pues de lo contrario acabará en la cárcel). Exija un rescate y procure que la operación alcance la mayor resonancia.
En suma, intente que el asunto resulte “verdadero” para poder poner a prueba la reacción del sistema ante un simulacro perfecto. No va usted a lograrlo: su red de signos artificiales se liará inextricablemente con elementos reales (un policía disparará de verdad; un cliente del banco se desvanecerá y morirá de un ataque cardíaco; puede que incluso le paguen el rescate.)
Total, que sin haberlo querido, se encontrará usted inmerso de lleno en lo real –una de cuyas funciones es precisamente la de devorar toda tentativa de simulación. "

Jean Baudrillard, "Cultura y simulacro", Ed. Kairós, 1978.

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