04 enero 2010

¿Tesis? ¿qué crisis?

Una tesis musical:

La canción francesa pop de los sesenta/setenta interpretada por mujeres muestra una actitud de coquetería naïve de niñas monas y aparentemente indefensas ante la vida y el amor; esa postura despierta impulsos contradictorios de sexo por sumisión y a la vez instinto de protección paternal, caricia casta y protección masculina. Esa contradicción contiene un sarcasmo. Ese sarcasmo se formaliza, en lo estético, mediante una candidez dulzona y kitsch que sugiere sexo explícito, y en lo musical con infalibles fórmulas de pop risueño de fácil escucha. El suave optimismo de las voces de terciopelo invita a participar de forma suicida en historias de amor que nacen muertas o están condenadas al fracaso. Este sarcasmo no es agresivo, al contrario, entra por la puerta de atrás y fulmina al oponente cuando baja la guardia y se entrega indefenso. Es como comerse un pastelito rosa de salfumán.

Otra tesis gastronómica:

Los amantes quieren comerse el uno al otro. El deseo sólo puede satisfacerse a través del canibalismo. El objetivo es la formación de un conjunto simbiótico, previa fagocitación. El precio a tan noble aspiración es ser comestible. Para que los amantes acepten la mutua ingesta primero deberán confiar tanto en la potabilidad del otro como en la respuesta de su propio organismo frente al alimento, aunque el alimento se encuentre en buen estado. Este nivel de confianza en el otro y de conocimiento de unió mismo es en la práctica imposible de alcanzar, y por tanto la decisión se basa en la confianza y el deseo.

Una crisis de sentido:

La escucha continuada de música francesa femenina pop de los sesenta obstaculiza la ingestión de amor. El deseo de ser apetecible, comestible y rosa choca con el miedo a ser una bomba sexual que estallará en el estómago propio, que es a la vez el del otro. El sarcasmo es una forma estetizante de nihilismo, de autodefensa escéptica y en último término de ataque. Si las asociaciones simbióticas sólo pueden nacer de la confianza en el otro y el conocimiento de uno mismo, el deseo de parecerse a un pastelito teniendo la sospecha de que dentro hay salfumán, imposibilitará el canibalismo amoroso por puro instinto de supervivencia.